Dotán Brum
Encendido de Velas
Muchos días anduvimos en tinieblas
con pasos exhaustos, sin sentimiento y sin voz.
Desfallecientes de hambre, buscando sentir
La memoria del día, vuelta polvo, como arena.
Las quebradas agujas del reloj confundieron nuestro andar
en una travesía diaria, pertinaz, sin tierra ni fin:
muñecos y máscaras en una caravana, hasta las rodillas hundida
en una rutina nocturna pulsante, cual golpe de tambor.
No supimos pecado. No supimos temor.
No supimos coraje, verdad o amor.
Pero cuando miramos hacia arriba, hacia la luna brillante
Supimos que la respuesta podía estar en las estrellas.
Son luces improbables en la oscuridad:
¡Recordemos para santificar! Así la misma brasa
Que arde en nuestro interior anhelando
madre, hermana, hija, lo luminoso y celeste.
¡Aquí está la luz oculta, muy dentro del corazón!
¡Aún es posible crear Shabat y sueños!
Solo elevar los ojos y mirar hacia adelante:
encontrar la mirada,
rescatar la amistad de su abismo.
Aún nuestra mano extenderemos, sostendremos la mano hermana
en la danza, en el ritual, en tormentas de sudor y sangre.
Mirando a los ojos, sin hablar, sin bendiciones
encendamos las velas.
Las velas del alma humana.
Encendamos nuestras almas, mechas de hombre y fuego.
Que un Universo nazca a la luz cuando así obremos.
Una simple verdad podemos aún pedir…
Que en tanto la vela arda
podemos aún corregir.