Zvig
Y dirás a tu hijo
Escrito para el Segundo Seder del Taller de Akiva, 5738
"Y dirás a tu hijo". ¿Realmente le hemos dicho?
¿Le hemos dicho todo lo que hay en nuestro corazón,
lo que hemos recibido en casa, lo que esperamos y soñamos,
las alegrías, las decepciones, la edad y el dolor?
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
¿Le hemos dicho de la Salida de Egipto,
la salida de entonces y la salida de hoy?
¿Le hemos contado el sentido de salir del exilio a la libertad,
le hemos contado todo, hasta el final?
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
¿Le hemos dicho qué es la esclavitud del cuerpo y el alma,
la esclavitud del hambre –o la de una olla de carne,
esclavitud deslumbrante, o esclavitud atrofiante?
¿Y le dijimos qué es ser extranjero y extraño?
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
¿Le hemos dicho qué es la libertad: libertad de cuerpo y alma,
libertad en la pobreza o en la olla de carne,
la libertad de estar solo, entre los tuyos,
vivir tu vida, desgraciado o feliz?
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
¿Se puede decir esto al prójimo, aun si es tu hijo,
si no lo hemos vivido con el corazón?
Las palabras caen como hojas de otoño
si no hay entre nosotros una vivencia cercana
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
¿Nuestra vida hemos vivido, como alguna vez lo quisimos,
o se trató de un sueño, solo para "entonces",
cuando digamos a nuestros hijos:
ya han caído las alas y ya se ha opacado el oro?
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
¿Vive aún nuestro sueño, o ya ha muerto en tanto?
¿Y cómo dar en herencia un sueño muerto?
Quizás nos convenga revivir nuestro sueño…
¡Si es el nuestro un sueño con verdad!
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
De Egipto hemos salido… ¿Hemos roto nuestras cadenas?
¿Le diremos al hijo "Daieinu", "Nos bastaría", sobre cada etapa?
¿Podremos festejar la primavera de nuestro pueblo,
aun si nosotros hemos llegado ya al otoño?
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
¿Hemos dicho a los "Cuatro hijos"
que fuimos del Jad Gadiá el chivo,
y que todos los gatos, los perros y los palos
fueron apuntados contra él, no tan solo contra mí…
Y aun si le hemos dicho… ¿habrá comprendido el hijo?
"Y le dirás a tu hijo", le diremos en la hoja de la vida,
pues solo este idioma hablará bien nuestro hijo,
La "Hagadá" de nuestras vidas, si es con verdad,
escribamos en nuestro corazón… ¡Y la diremos al hijo!