Al finalizar la guerra de los seis días, Naomí Shemer actuó frente a una manifestación de la división de paracaidistas y cantó «Jerusalén de oro» con dos estrofas nuevas que agregó en honor a la reunificación de la ciudad. Cuando terminó de cantar, saltó al escenario uno de los paracaidistas, y cantó en respuesta esta canción. Es la primera canción de Meir Ariel reconocida públicamente:

 

En la oscuridad de Jerusalén
encontramos un corazón amante
cuando vinimos a extender tus límites
y a echar al enemigo.
 
Del sonido de los morteros nos llenamos
y el amanecer se levantó de pronto-
y sólo subió, no se convirtió en blanco
y ya era rojo.

 
Jerusalén de hierro
y de plomo y de negrura
a tus muros
éramos libres.
 
El batallón, regular avanzó hacia adelante
todo sangre y humo
y vinieron madre tras madre
entre aquellas en duelo.
 
Muerde sus labios y no sin estar cansado,
siguió el batallón luchando
hasta que finalmente fue levantada la bandera
sobre la casa de la discapacidad.
 
Jerusalén de hierro...
 
Se dispersaron todos los batallones del rey,
se calló la torreta del francotirador
ahora es posible llegar al Mar Muerto
en camino a Jericó.
 
Ahora se puede al Monte del Templo
y el Muro de los Lamentos
y aquí estas en la luz del atardecer,
eres casi todo oro.
 
Jerusalén de oro
y de plomo y de ensueño-
por siempre entre tus muros
reine la paz.