La bandeja de plata
Natán Alterman
Nájum (Najche) Heiman
Y se aquietará la tierra, y del rojizo horizonte
una humeante aurora poco a poco surgirá.
Y se aprestará la nación - con el corazón desgarrado pero aún vivo,
para recibir el milagro único, sin par...
Se preparará para la ceremonia, y madrugará en su honor
y de pie, antes del alba, se vestirá de fiesta y terror.
Entonces surgirán frente a ella un joven hombre y una joven mujer
quienes, lentamente, avanzarán hacia la Nación.
Vestidos con arena, equipo militar y pesados zapatos
avanzarán caminando en silencio.
No se han cambiado la ropa ni han enjuagado aún
las huellas del día agotador y de la noche en la línea de fuego.
Infinitamente cansados, desconocedores del reposo
y goteando el rocío de la juventud hebrea...
la sangre de ambos ofrecen y siguen allí sin moverse
y sin dar señal de si están vivos o muertos.
Entonces preguntará la Nación, bañada en lágrimas y fascinación:
“¿Quiénes sois?" Y ellos responderán, suavemente:
“nosotros somos la bandeja de plata,
en la cual se os concede el Estado Judío".
Así dirán y caerán a los pies de la Nación, envueltos en sombra,
y todo el resto ya se relatará en la historia de Israel.