Mañana de martes en un campo de altas espinas
ya hace tiempo que estamos estancados los cuatro allí con mi hijo.
Todo el tiempo proyectiles de mortero en la pared.
Todo el tiempo planos francotiradores de los jordanos-
un mal negocio. Oh Oh Oh mal negocio.

Mi hijo desea con entusiasmo una valla de piedras
en la que hay un escondite a lo largo de todo el camino.
Y mientras para un rápido lanzamiento nos preparamos,
explota un proyectil y destruye una mano aquí, una rodilla allí - un mal negocio.  Oh Oh Oh mal negocio.

Levantamos la mirada y chequeamos la situación:
Como sea todos salieron bien salvo mi hijo.
Insulta sin parar y está colorado como un carnicero,
Gente, dice, el ataque se está pudriendo - un mal negocio. Oh Oh Oh mal negocio.

Por sorpresa de pronto interrumpe los tiros
y posa sus ojos más allá y dice, ¿vieron?
En el extremo de la espina se sentó, me parece un gorrión
mírenlo cuando explote un proyectil - ¿lo vieron?
Mal negocio. Oh Oh Oh mal negocio.

Que gorrión simpático, simplemente planeó un poco y aterrizó. Y de nuevo como burlándose del jordano.
Realmente nos maravilla, un gorrión sin miedo
pero no nos sorprendió como nos sorprendió nuestro hijo...
Mal negocio. Oh Oh Oh mal negocio.

Ya que a nuestro alrededor como he dicho, los proyectiles explotan
y los francotiradores son tan planos en los campos abiertos,
aquí y allá arriba nuestro se cortan las espinas
el escondite de este no se torna más seguro -
mal negocio. Oh Oh Oh mal negocio.

Justo entonces mi hijo encuentra el momento para esconderse.
Su muslo está sangrando, pero su corazón no sangra hacia ella.
Acá la guerra susurra, no se prolongará demasiado:
Vieron el gorrión que planea sobre ella -

Mal negocio. Oh Oh Oh mal negocio.