Dov Ron
La fuerza de la esperanza mesiánica
Tisha Beav es un día de ayuno y lamentación, en recuerdo de la destrucción del Templo y la caída de Jerusalén en manos del enemigo. Este día está dedicado tanto a la destrucción del Primer Templo como al Segundo.
Cabe la pregunta de qué le dice este día a un judío laico que no cumple con los preceptos religiosos, en especial en nuestros días, cuando el Estado de Israel es una realidad. Jerusalén florece y supuestamente no hay razones para guardar duelo por la pérdida, y un judío laico está lejos de aspirar a la renovada construcción del Templo.
Jerusalén fue destruida dos veces cuando una corriente extremista dominó al pueblo y se embarcó en enfrentamientos suicidas con las súper potencias de aquellas épocas. Los combatientes de la época creían que lograrían, con su lucha, alcanzar la supuesta promesa divina.
También en nuestros días hay quienes creen en la promesa divina, basada en un pacto de amor entre el Eterno y el pueblo de Israel, un pacto que fue sellado a la luz de las llamas del Templo que se incendiaba, y que conllevaba la promesa de reconstruirlo nuevamente. Esto se produciría, ya fuera bajado desde las alturas del cielo o construido por el Mesías, cuya función es la redención del pueblo, y la reconstrucción del Templo.
Estas tradiciones son peligrosas para la existencia del pueblo judío.
A lo largo de la historia, en cada época nos han surgido "mesías" que se arrogaron la misión de reconstruir el Templo. Masas del pueblo de Israel fueron atraídas y engañadas por estos falsos mesías. También hoy los tenemos. No son ciertamente individuos, pero sí partidos o movimientos que blanden la voluntad mesiánica de reconstruir el Templo y nos conducen a enfrentamientos con los pueblos de la región, predican la destrucción de las mezquitas del Monte del Templo y promueven guerras religiosas.
Para nuestra tremenda desgracia, dichas ideas pueden llevar al exterminio del Estado de Israel y el derrumbe total del pueblo judío en el mundo entero.
Por eso, Tisha Beav es un día peligroso si quienes lo conmemoran no se conforman con el ayuno y los lamentos, sino que ven en él una fecha en que se cumplirá en el futuro la promesa mesiánica, un día que, supuestamente, debe ser un símbolo de la santidad de la Gran Eretz Israel, y el fortalecimiento de aquellos que defienden la intransigencia frente al otro pueblo que habita también en esta tierra.
El día de Tisha Beav debe ser guardado como un día de advertencia de que el extremismo nacionalista solo puede llevarnos al desastre, en especial si se monta en la supuesta promesa divina.

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