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Fuentes y filosofía/
Shabat

Henia Shulamí

No está en nosotros completarlo / Henia Shulamí, tomado de la publicación a la memoria de Henia Shulamí

 

¿En qué consiste mi Shabat? Por empezar, me levanto media o hasta una hora más tarde. Me recibe la mesa con mantel blanco. Voy al tambo, me siento a ordeñar sin prisa, observo las vacas, converso un poco con ellas. Obviamente, en los días laborables eso es imposible.

Con esa misma calma especial voy al gallinero, y se me antoja que todos se alegran de que tenga tiempo para mirarlos y conversar con ellos. Y si voy a juntar alguna verdura, ¿acaso no es mi andar distinto que de ordinario?

Me acerco a observar la verdura que sembré ayer, si prendió, si brotó. Arranco alguna maleza: ¿no es eso parte del “deleite sabático”? Desayunamos todos juntos y la comida en reunión también es particularidad sabática, ya que, ¿cuándo disponemos de tiempo para eso? Y si después del desayuno hago algo tranquilamente, ¿no es eso dar continuidad al sentimiento sabático?

Si salgo al césped frente a la casa, todo me parece distinto. Ayer, con el apuro, no noté que a este árbol hay que ahondarle la zanja alrededor y aquel necesita poda. ¿No es este Shabat más rico que el de Tzena Urena (en la costumbre ashkenazi, Tzene verene, libro para mujeres observantes con una versión popular de la Biblia, parábolas y leyendas)?

En cuanto a los niños, tratamos de ofrecerles contenido para toda la semana. Les enseñamos a respetar nuestro trabajo de la semana y no me cabe duda que eso imprimirá un sello rico en contenido a su Shabat. Ellos serán segunda generación desde la Redención, ya no estarán tan urgidos por la acción, de modo que podrán sumarle a su Shabat.

Es temprano aún para definir el contenido de nuestro Shabat porque aún está lejos de completarse la tarea que hemos comenzado.

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