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Fuentes y filosofía/
Pesaj

Amnón J.

Las canciones más hermosas

Janita, 1989

Desde los 5 años de edad, y hasta que cumplí los 18 años, yo molía la sal. Es decir: para Pesaj, la sal debía ser casher. Por eso, se compraba un bloque entero (una piedra) de sal, y yo la molía, trozo a trozo, hasta que se convertía en pequeños granos.

 

Otra dura misión que se me encomendaba: tostar el café. Para la festividad de Pesaj, había que comprar granos de café verdes (muy casher), y yo los tostaba en una especie de horno, que daba vueltas sobre brasas ardientes. Tenía que terminar una cantidad colosal, y eso me robaba todo el tiempo para mis juegos. La tensión con vistas a Pesaj crecía día a día. Mi mamá temía que no alcanzáramos con todo: poner las verduras a avinagrar: coliflor, zanahoria, pepinos, pimientos, y otros más. Los introducíamos en botellas y los abríamos solo en la Noche del Seder.

 

En la víspera del Seder, mi padre dirigía el Beúr Jametz (limpiar la casa de todo alimento leudado). Todos los miembros de la casa lo seguíamos, sin decir palabra, juntábamos el jametz en bolsas, y lo colocábamos en la entrada de la casa. Al día siguiente, iba con mi padre y arrojaba las bolsas desde un puente alto hacia el río (que cruzaba la ciudad). Luego de este "Tashlij" (de hecho, una ceremonia de Yom Kipur) íbamos al "Jamam" (me quedaba horas allí).

 

Volvíamos a casa, y nos encontrábamos con una mesa del Seder ya tendida y preparada, adornada con el mantel blanco, los candelabros hermosos y brillantes, un ambiente de luz, de flamante, ¡era algo realmente especial! Cada año me emocionaba ante esta visión especial y maravillosa.

 

Al final de la comida cantábamos las canciones más hermosas, en mi opinión, parte en hebreo y parte en árabe, y las melodías eran mis preferidas, y hasta hoy las canto de memoria en cada Noche de Pesaj. Nos alegraba ver a los adultos contentos, quizás en demasía, porque después de cuatro copas de vino venían otras cuatro, y eso hacía a los adultos cantar con un entusiasmo especial… hasta las lágrimas.

 

[Amnón J., Janita, 1989]

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