Ori Eitner Kibutz Ortal
Al pobre y al extranjero déjalos
Los dos contenidos principales de la Fiesta de Shavuot son el contenido espiritual y el contenido agrícola.
En la diáspora, el contenido agrícola de la fiesta no es relevante. La revolución sionista renovó la relación física entre el Pueblo de Israel y devolvió la relevancia del carácter agrícola a la fiesta. El asentamiento trabajador devolvió la gloria y colocó a la agricultura en el centro de la fiesta, en el diseño de las ceremonias de los primeros frutos y la cosecha. La fiesta agrícola expresó la relación directa a la Tierra de Israel, el asentamiento en ella como el primer mandamiento y la renovación de la agricultura como una conexión con el pasado judío de la tierra.
La cultura de la Fiesta agrícola, con sus canciones, sus danzas y sus costumbres comunitarias, fue un ejemplo de renovación judía cultural. A pesar de que la verdadera cultura se construye capa por capa. No hay un acto más anti cultural que tratar de tirar a la basura la historia de los bienes culturales nacionales formativos. La conexión al pasado agrícola de la fiesta es sumamente esencial, pero el intento de deshacerse de todo lo que simboliza el concepto de la fiesta de la entrega de la Torah, y por lo tanto vaciar la fiesta de su contenido espiritual, es como la educación para la ignorancia. La crisis agrícola y la disminución en su estatus generaron una reducción en el estatus de la Fiesta Agrícola. Esta disminución, junto a la falta de contenido espiritual, dejaron a la sociedad secular calva de un lado y del otro y sumergida en un vacío cultural.
La Fiesta agrícola representa la relación a Israel, pero no menos que eso, debe expresar el mensaje social en la legislación agrícola del derecho hebreo, que promete justicia social, reducción de las diferencias y eliminación de la pobreza. La legislación social superior en la Torah, son la Ley de Shmita y Yovel, leyes sumamente radicales - la cumbre del avance social. Estas leyes fueron destinadas a revertir el orden social, generar una nueva realidad desde cero, que incluso si genera nuevas diferencias, al menos no perpetuará las clases sociales, permitirá puntos de partida igualitarios, y sus resultados desiguales se borrarán al final del próximo Yovel.
Estas leyes fueron destinadas a cumplir el ideal judío - "Cero porque no serás pobre". A esto se le agregan leyes más modestas, que prestan una respuesta concreta a la vida social - «Leket, Shakeja y Pea».
El judaísmo santifica la solidaridad social y alienta la caridad voluntaria, pero la basa en una legislación exigente, que toma de los ricos para darles a los pobres y así disminuye la falta de igualdad. Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. Al pobre y al extranjero se las dejarás (Levítico 23:22). Se requiere del dueño del campo dejar parte del campo y de sus granos para los pobres y para permitir su digna manutención.
En la sociedad moderna se exige del rico pagar tributos al Estado, para prometer la existencia digna de todos sus habitantes. Este es el Estado del Bienestar.
Un Estado que se desentiende de sus obligaciones, es tal vez el país de los judíos pero no es un país judío, y más aún no se basa en los fundamentos de la justicia, en virtud del sueño de los profetas de Israel, como se promete en la Declaración de la Independencia.
El judaísmo exige la riqueza personal, pero en el marco de las reglas que aseguran justicia para todos. Rashar* trata la cuestión de la riqueza privada en el marco del precepto de «Leket, Shajeja y Pea»: A la hora de la cosecha, una persona mira que hizo la naturaleza para él y que traerá a su casa producto de su trabajo. A la misma hora, expresará en su boca la orgullosa palabra y llena de consecuencias: «mío» Y ahora, todo ciudadano en la ciudad sabe - que quien dice «mío» debe también preocuparse por los demás. En el Estado de Dios que se preocupa por el pobre y el extranjero, no fue entregado a los sentimientos de participación en el dolor. Es un derecho que Dios le dio a los pobres y una obligación que Dios «impuso sobre quienes poseen riqueza».
Cuando festejamos la Fiesta de la Cosecha, la Fiesta de los Primeros Frutos, debemos enfatizar junto a la profundización de las raíces en nuestra tierra, la promesa de la justicia social, como fundamento de la sociedad judía. Cuando festejamos la Fiesta de la entrega de la Torah, debemos enfatizar los preceptos sociales entre el hombre y su prójimo, que son la base del judaísmo. Rabí Akiva no definió la ley más grande de la Torah como el precepto del culto sino el precepto de «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Levítico, 19:18). Y no en vano aparece esta gran ley junto a leyes como Shmita, «No acusará el acto de un empleado», «No abusará de su vecino» «No actuará de mala fe en un juicio» «No te enfrentarás a la ilusión ni a presumir de un gran rostro, con justicia juzgarás al prójimo» y más. Es la esencia del judaísmo.
El significado de la Entrega de la Torah es la recepción de valores éticos, que nos permiten distinguir entre lo bueno y malo y elegir el bien.
No voy a flotar en el espacio
Desenfrenado
Para que no se trague una nube
La delgada línea en mi corazón
Que separa el bien del mal.
No tengo existencia
Sin el rayo y los sonidos
Escuché en el Sinaí
(Zelda).
*Rashar - Rabino Shimon Ben Rafael Hirsh - de los padres de la nueva ortodoxia en el siglo 19 en Alemania. Su teoría: «Torah con Derech Eretz».