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Fuentes y filosofía/
Shabat

Autoservicio

¿Qué le hizo el servicio de bufet en el comedor del kibutz a la Reina Shabat? – Jaia Jagai, 1979 (Kibutz Mishmarot)

 

Durante años nos acostumbramos a recibir el Shabat sentados junto a mesas tendidas, en un comedor vestido de fiesta y la comida servida por los compañeros de turno. Así ocurría también en kibutzim en los que no se realizaba el Kabalat Shabat antes de la comida.

 

Nosotros nos contábamos entre aquellos que, durante muchos años, hacíamos un breve Kabalat Shabat antes de la cena. El Kabalat Shabat fue anulado por diversas razones que no cabe detallar aquí.

 

Ha llegado la hora del bufet, donde cada uno se sirve a sí mismo. Hay quienes lo recibieron con vacilación y escepticismo, y otros con alegría y entusiasmo, pero no sé si alguien se imaginaba la cena de Shabat cuando el bufet invadió también su jurisdicción.

 

Si hubiéramos continuado con el Kabalat Shabat, esta invasión habría implicado horas de tratativas y pensamiento acerca de cómo mantener el clima de la cena sabática. Pero al ser anulado, ya no había motivos para detener el bufet también en la noche del viernes, y la imagen que se nos presentó ante los ojos no le agrega honor, ni a nosotros ni al Shabat. ¿Cómo se pondrán de pie las "montañas madrinas a portar su luminoso manto" de Shabat, cuando sus hijos están parados en fila con una bandeja en la mano, algunos pacientes, otros nerviosos, con sus ojos puestos en las grandes fuentes de donde hay que reunir la cena de Shabat, colocando porción a porción en el plato, agregar los cubiertos, hasta que la bandeja está llena, y entonces atravesar el recinto hasta hallar lugar en la mesa (en los kibutzim grandes el tema es más complicado, porque las fuentes del bufet no están concentrados en un solo lugar).

 

A veces, cuando me siento avergonzada a la mesa de la cena sabática (luego de militar por años en favor del Shabat), escucho a la Reina Shabat susurrarme al oído: "¿En qué he pecado, qué falta he cometido para que así me deshonréis? Por muchos años mi nombre habéis glorificado, coronas en mi cabeza habéis colocado, canciones sinfín me habéis entonado, recuerdo una por una todas las hojas que habéis impreso y a vuestros hijos compitiendo por juntarlas al término del Kabalat Shabat, y eso también mi corazón alegraba. El alimento, por cierto, no era abundante como lo es hoy, pero no os apresurabais ni corríais de un lugar a otro. En calma os sentabais junto a la mesa, el Shabat y la Providencia en vuestro hogar cantaba". A la Reina Shabat, tan antigua, y al bufet, tan moderno, les cuesta, al parecer, vivir bajo un mismo techo.

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