Dos poderes le dio el Santo Bendito Sea al hombre. Por un lado, el poder de crear mundos, el poder de ser rabino y maestro y enseñarle al prójimo, influir sobre él, cambiar su personalidad y generarla de nuevo. Por otro lado, el Santo Bendito Sea le dio al hombre otro poder - la capacidad de ser alumno, de aprender del prójimo. El hombre tiene prohibido, incluso el más grande de los hombres, olvidar que él puede aprender de los demás así como tiene la capacidad de dar a otros.

Incluso el hombre más pequeño tiene la fuerza moral y buenas virtudes y tesoros emocionales que puede dividirse con otros e influirlos. Todos los hombres son Rabinos y alumnos, influyen y pueden ser influidos, reciben y dan.