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Fuentes y filosofía/
Shabat

Celebración del Shabat en el Kibutz

Kiubtz Masada, 1960

La formulación de Ajad Haam encierra una gran verdad: “Más de lo que el pueblo de Israel preservó al Shabat, el Shabat preservó al pueblo de Israel”. Si hubiéramos preservado ese patrimonio cultural, lo hubiéramos enaltecido y consagrado como se merece, no solo no se habría distorsionado como ha sucedido con el correr del tiempo (hasta el punto de que cada uno es capaz de arrancarlo de la raíz de su vitalidad y trasladarlo a cualquier día de la semana, “recibirlo” y “entregarlo” como una mercancía más), sino que el carácter de nuestro espíritu y la semblanza de la joven generación que crece entre nosotros se verían hoy muy diferentes.

 

Si bien de tanto en tanto reacciona la Comisión de Cultura y organiza un festejo sabático alrededor de una taza de té… (¿Acaso no contradice su esencia el convertir al comedor comunitario en la noche de Shabat en una Casa de té?) Un salón de fiestas adolece del defecto de servir esporádicamente a un festejo dejando un vacío entre uno y otro acontecimiento. De ese modo, se desnaturaliza esa creación maravillosa, cuyo contenido no se reduce a un día de descanso tras seis días de trabajo, ya que, en el transcurso de los miles de años de su práctica, el pueblo de Israel ha dotado al Shabat de pausa en el quehacer cotidiano y santidad, un día consagrado por la nación a abrevar en los tesoros de su creación cultural, un día de consolidación de su carácter espiritual, de elevación espiritual individual y colectiva.

 

Según lo mejor de la tradición del pueblo de Israel, el Shabat no reviste carácter lúdico y de esparcimiento, sino de estudio y profundización. Un judío de todos los días de la semana, leía en Shabat la Parashá de la Torá, ahondaba en las profusas interpretaciones al respecto, estudiaba algún párrafo de las Enseñanzas de los Padres, esencia de vida y moral, repasaba alguna mishná del Talmud, los midrashim, etc. ¿Acaso hoy en día esa costumbre de nuestros antepasados ya no es la adecuada hoy, época del renacer cultural hebreo y de la renovada independencia de Israel? ¿Ha llegado el momento de otorgarle un carácter distinto del que le adjudicaban nuestros ancestros? ¿Llegará ese momento alguna vez?

 

Para que se entienda bien lo que digo: la propuesta no es darle a nuestro Shabat un carácter religioso, sino celebrar el Shabat de forma constante y continuada dándole a las veladas sabáticas un carácter de estudio y profundización en lo mejor de la literatura hebrea (Biblia, Leyendas, Literatura clásica y moderna, etc.)

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