Avi Zaíra
Independencia de ideas
Notas con vistas a Iom Haatzmaut 5666 – Kfar Jaruv
Creo yo – Sh. Chernijovsky
"Ríete, ríete de los sueños
que te estoy contando
ríete, pero yo aún creo en el hombre
y también creo en ti…"
En los años '40 tuvo lugar una confrontación ideológica en el pequeño poblado judío en Eretz Israel. Una de sus expresiones poéticas, residía en la pregunta: ¿qué himno tendrá el Estado en camino?
Tavenkin propuso esta canción. Otros propusieron 'Tejezakna' de Bialik. Al final prevaleció aquella canción, algo galútica, del exilio, 'Hatikva', 'La esperanza', de Imber.
Hace algunos años, Uri Avneri ('Este mundo', 'Bloque de la paz' y, en el pasado, miembro de la corriente cananea) expresó que, precisamente en los amenazantes años '40, al saberse lo que ocurría en Europa y con la comprensión de que estaba por estallar una cruel guerra por la supervivencia entre judíos y árabes por el territorio mandatorio en Palestina, precisamente entonces, el espíritu sionista supo crear un sinfín de ideas y soluciones creativas a las grandes preguntas que estaban entonces en el orden del día. No cabe duda que las preguntas de entonces eran más acuciantes que las que se presentan hoy, aunque más no sea por tratar acerca de la base misma de nuestra existencia aquí. Hoy en día, gracias a EEUU, al reactor en Dimona y a nuestro alto PBI en relación con los países de la región, no nos enfrentamos a una amenaza existencial (ni siquiera Irán, con todo su armamento futuro, amenaza la vivencia existencial de los ciudadanos del Estado).
Ahora bien, cualquiera de ustedes preguntará: ¿aquella creatividad surgía de la falta de alternativa de aquel tiempo y de la dimensión de la amenaza?
¿Sin Hitler ni Stalin no habríamos tenido las fuerzas espirituales para la creación propia y la iniciativa práctica?
Mi opinión es que no solo el desafío de la hora creó la historia sionista, sino la capacidad fenomenal del sionismo práctico de saber combinar –en un verdadero trabajo filosófico– espacios de imaginación y audacia con un mundo de acción sumamente demandante. ¿Qué eran todos aquellos 'puntos periféricos' de los movimientos poblacionales sino espacios de ensoñación y experiencias humanas de una osadía extrema?!
¿Qué eran todas aquellas unidades militares clandestinas formadas por Itzjak Sadé, Wingate, Igal Alón, Arik Sharón y otros, si no intentos creativos de combinar tradiciones militares británicas con una pizca de jutzpá (atrevimiento) israelí sabra? Cuántas soluciones políticas la Haganá oficial o la menos aceptada en el poblado judío supo proponer: Brit Shalom hablaba de un Estado para dos pueblos ya en los años '20, Tavenkin hablaba de la Gran Eretz Israel, y Ben Gurión…
Y todavía no dijimos nada de los intentos agrícolas, que desde su principio, demandaron tener que enfrentar el problemático régimen de aguas y el tipo de terreno, y de todos modos supieron atreverse y crear una agricultura 'desde cero' en el corazón del desierto, y más y más ejemplos.
Yo opino que hoy nos falta aquella medida de osadía.
La osadía de pensar diferente, de volverse loco y soñar en grande.
La juventud de entonces, que creó el Estado, se convirtió en un establishment de grandes barrigas, ocupado en capacitar a la juventud de hoy para integrarse a la sociedad rápidamente, y no permitirle un espacio para soñar, necesario para crear una obra de arte.
El mayor absurdo es que la juventud de hoy es el eslabón más conservador en el sistema de fuerzas que existe hoy en la sociedad israelí (vean, por ejemplo, los resultados de la ridícula muestra de la escuela Blich –febrero de 2005- donde el índice de votación reflejó exactamente el índice de votación de los adultos.)
Debemos definir exactamente este acto de soñar. No se trata de sueños capitalistas resumidos en la pregunta: "¿qué quiero ser cuando sea grande?" o en la expresión "autorrealización", sino de sueños del tipo de los de Martin Luther King: "Tengo un sueño", es decir, un sueño personal que tiene por fin impulsar el bien general y no solo el mío propio.
La creatividad no es una condición suficiente. La segunda fase, obligatoria, es la disciplina. La juventud israelí debe desarrollar para sí misma un nuevo 'tratado supremo', que sea su propia creación, y que implique un compromiso con la acción. Alguna vez lo llamamos: 'Hagshamá', 'Realización'.
La empresa de Mejinot (institutos de formación pre-militar), y la de los movimientos juveniles (a diferencia del 'Shnat Sherut', 'Año de servicio social' en aldeas juveniles e internados, que lamentablemente no se ocupan de eso) invitan a los jóvenes a soñar y a asumir la responsabilidad por sus sueños. Si somos realmente una 'empresa', ¿qué estamos fabricando? Fabricamos soñadores, emprendedores, personas poseedoras de capacidades para cambiar el mundo, con voluntad para adecuar la realidad a sus sueños, y no a la inversa. Personalmente, no me conformaré con menos que eso. Si yo, y los que son como yo, no insuflamos en ellos la capacidad de soñar y atreverse, estamos reduciendo su margen de acción y, por lo tanto, somos cómplices en la perpetuación de lo existente. Me cuento con aquellos que creen que la realidad necesita siempre ser enmendada. Todo aquel que está conforme con el presente, al parecer ha olvidado lo que es soñar.
Y así volvemos al inicio: "La canción de la juventud es la canción de nuestro futuro". ¿Cuál será el nuevo himno?
Esta es la pregunta que, aunque más no sea en el plano educativo, debemos formular a toda la generación joven, donde quiera que esté. Prestemos atención al hecho de que, en cada una de las propuestas, se habría una puerta hacia un futuro mejor. ¿No es el rol histórico del sionismo, dar esperanza y sentido a cada generación?
Y un poco de tarea para el hogar, para ustedes, miembros del kibutz: ¿cuál es el himno de ustedes, en Kfar Jaruv? Los jóvenes del kibutz, ¿tienen alguna influencia en su elección? ¿Ustedes les han preguntado?
Es posible que Iom Haatzmaut sea una valiosa oportunidad para plantear este tipo de interrogantes, en el seno de la comunidad.
Con saludos de Jag Sameaj,
Categorías: Archivo de fuentes, la Era Contemporánea y el Sionismo, Filosofía, Contenido de Iom Haatzmaut

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