Debate
En el periódico de Ein Shemer, 1979
Debate acerca de la bendición sobre las velas
Nosotros, los judíos librepensadores, aquí, en nuestro bello rincón de Eretz Israel, no nos sentimos compelidos por dios alguno ni por el hombre al encendido de velas. Por nuestra propia voluntad es que las encendemos, velas sabáticas. Desde lo más profundo de nuestras almas, desde los días pletóricos de creación y productividad – ustedes nos inspiran la santidad del día de reposo.
Las observamos y nos sentimos parte de cien generaciones del pueblo aislado y perseguido que es nuestro pueblo.
Desde vuestras llamaradas brillan las lágrimas de los ojos de una madre judía.
La enhiesta pureza orlada por su radiante aureola a modo de estrellas en medio de la oscuridad del mundo siembra en nuestras almas la esperanza de belleza, la fe en lo bueno, en la luz, que finalmente doblegará a la oscuridad.
Henos aquí sentados fraternalmente, una comunidad de feligreses sin religión ni dios, frente a vuestra altura, anhelantes de luz, orando por luz y prometiendo encender dicha prístina luz en nuestros corazones y en nuestros hogares, atesorarla en nuestras almas adondequiera que vayamos.