Yoram Kaniuk
El mayor honor
El mayor honor que podemos otorgar a todos los cuantiosos muertos, conocidos y desconocidos, cuyos espíritus se encuentran hoy con nosotros, es presentarnos humildemente ante ellos para decirles que su tímida voz, la cual denuncia su mudez, es muy bien escuchada desde un extremo de Israel hasta el otro. Asegurarles que haremos todo lo posible para hacer crecer un hermoso árbol sobre las raíces que ellos hundieron con sus propios cuerpos en la dura tierra. Una hermosa casa, la más bella sociedad posible. Sus voces nos hechizan a pedirles perdón porque ellos están allá y nosotros acá, y a intentar recordar sus rostros, sus cuerpos, sus últimos sufrimientos, la traición de sus vidas, el misterio del honor o la bala de cañón o la mina, la integridad de los cielos y las palabras bellamente entretejidas que decimos a veces se en su nombre, en vano.