Yitzhak Ben Aharon
En el cautiverio de los nazis
Durante muchos años no he estado en este mundo, sino en el cautiverio de los nazis. Curiosamente, no recuerdo la pobreza ni el hambre. Recuerdo agudamente los colores vivos, los amigos, las personas - grandes grupos - a veces decenas, a veces miles de hambrientos. ¿Era yo como ellos - en forma e imagen? Se ha afirmado que el hambre de un pedazo de pan y la sed de una gota de agua sacan a una persona de su equilibrio - quien hacia la santidad y quien hacia la vileza. Hay quien desmigajaría su pedazo de pan, si llegara a sus manos, para dar unas migas a su amigo, y hay quien le arrebataría un trozo a su amigo. He visto y he estado sumergido conmigo mismo y con mis amigos y subalternos en esta prueba cruzada de lo humano. El santo se sobrepuso en la misma corteza humana y la misma realidad abrasadora en la que el vil se hundió. El santo se sobrepuso y el vil se hundió en la misma corteza humana y desde la misma realidad abrasadora. Desde entonces nunca más he aceptado la doctrina sobre la naturaleza humana, sobre las circunstancias forzadas sin posibilidad de elección. He visto y he tanteado y he comprendido que el ser humano es formulado desde la fórmula química y fisiológica-genética humana. Es él quien, a partir de los polos opuestos de su personalidad y su existencia, ha creado a Dios y a Satanás. El hombre puede así también, definitivamente, lograr lo imposible. Tiene el poder de hacer milagros - no debe justificarse en él la bajeza de su sumisión y derrota.