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Fuentes y filosofía/
Purim

Entre la Identidad y la Alienación

Entre la identidad y la alienación: cuatro modelos
 

La identidad peculiar de los judíos de Media y Persia se asocia con su alienación entre los ciento veintisiete países en el Imperio Persa. Este problema se repite a lo largo de todo el relato de la Meguilá.

¿Por qué la identidad se convierte en alienación? ¿Son las dos caras de una sola situación, o dos situaciones que no provienen la una de la otra? ¿Es posible ser judío sin estar alienado?

 A continuación proponemos cuatro modelos de respuesta:

 

a. El ajeno Mordejai frente a todos los demás

"Todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se inclinaban y se postraban ante Amán... pero Mordejai ni se inclinaba ni se postraba… porque él les había declarado que era judío"... (Ester, 3: 2-4).

Mordejai ostentó su judaísmo en público como un desafío descarado a su entorno. Desde su punto de vista, ésa era la esencia de su judaísmo. Una tendencia como ésta ya había sido percibida por nuestros sabios en el patriarca Abraham. En el siglo II e.c., el término "Abra[ha]m el hebreo" fue interpretado de esta manera:

"Y dijo a Abram el hebreo" (Bereshit [Génesis] 14:13): Rabí Yehuda [bar Ilai] dijo: Todo el mundo está de un lado, y él de otro.

(Bereshit Raba, Lejá, Parasha 42, edición Theodore Albek, tomo I, p. 414)

b.   La identidad judía conlleva alienación y odio

"Y Amán dijo al rey Ajashverosh: Hay un pueblo esparcido y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de tu reino; sus leyes son diferentes de las de todos los demás pueblos y no guardan las leyes del rey, así que no conviene al rey dejarlos vivos. Si al rey le parece bien, decrétese que sean destruidos"… (Ester 3:8-9I)

La Meguilá enseña que el judío es percibido como "ajeno" no sólo a sus propios ojos sino también a los ojos del mundo. Esta alienación a menudo ha llevado a manifestaciones de antisemitismo a lo largo de la historia. Por ejemplo, los judíos yemenitas experimentaron dificultades similares en plena Edad Media, cuando su identidad judía fue puesta a prueba. En su aflicción se dirigieron a Maimónides (Rabí Moshé ben Maimón, 1135-1204), uno de los mayores líderes, rabinos y filósofos judíos de todos los tiempos En su respuesta, Rambam analizó la naturaleza de la identidad judía y la alienación judía en todos los tiempos:

"Con esta Torá el Creador nos ha separado del resto del mundo... y puesto que... el Creador nos ha singularizado con sus mandamientos y leyes de Dios y se ha aclarado nuestra cualidad en sus normas y leyes... Todas las naciones nos han envidiado grandemente por nuestra religión, y por ella sus reyes han querido desafíarnos con odio y animosidad... Y no ha habido ninguna época desde que esta Torá nos fue entregada en la que algún rey se engrandeciera... cuya intención y leyes no contradijeran nuestra Torá y no violaran nuestra religión con la fuerza de la espada"...

[Rambam, Igueret Teiman [Epístola al Yemen])

Maimónides determina que la identidad judía se diferencia de la de otros pueblos a causa de la Torá y que conduce inevitablemente a la alienación y el odio. Somos ajenos porque somos una minoría con una identidad religiosa especial en el seno de una mayoría cuya identidad difiere de la nuestra, y así seremos siempre, hasta la llegada de la redención y la enmienda del mundo.

 

c. Sé judío en tu casa y hombre al salir de ella

"Ester no declaró cuál era su pueblo ni su familia, porque Mordejai le había ordenado que no lo dijese" (Ester 2:10). A diferencia del propio Mordejai, su propuesta a Ester fue precisamente que ocultara su identidad judía, para protegerse (hay quienes lo consideran algo negativo).

De hecho, puede verse que, en opinión de Jazal, muchos judíos de Persia y Media en aquella época desdibujaban su identidad judía (como se pone de manifiesto en sus nombres persas), y trataban de mezclarse con el entorno y asimilarse a él. Jazal criticaron duramente a los judíos que participaban en los banquetes de Ajashverosh y disfrutaban de ellos (véase Midrash Ester Rabá 2 y ss.).

Muchos judíos adoptaban a veces una conducta como ésta cuando los gentiles les permitían integrarse a ellos. Un claro ejemplo de esto se ve en Alemania en tiempos de la Ilustración (siglos XVIII y XIX). En este espíritu, Moses Mendelssohn (1729-1786), uno de los filósofos judíos más prominentes de la época, propuso a los judíos integrarse tanto como pudieran en su entorno cristiano:

"Acepten las costumbres usuales y la Constitución del país donde viven, pero mantengan firmemente la religión de sus antepasados. ¡Lleven las dos cargas tanto como puedan!..."

(De Jerusalén)

En opinión de Mendelssohn, el judaísmo y las otras religiones tenían más aspectos compartidos que diferentes, y por lo tanto le parecía apropiado enfatizar las semejanzas y no las diferencias, para reducir así la "alienación" judía. No obstante, enfatizaba su oposición a la asimilación total del judío, como lo hacían muchos de sus contemporáneos.

d. Un Estado judío: identidad sin alienación

"En la capital Shushán había un judío llamado Mordejai, hijo de Iair, hijo de Shimi, hijo de Kish... de la tribu de Biniamín, que había sido deportado de Jerusalén" (Ester 2:5-6).

Este linaje puede ser visto como un recordatorio de que la historia de la Meguilá y sus tribulaciones sólo pudieron haber ocurrido en la diáspora; en Eretz Israel, un judío siempre se sentirá como en casa. De hecho, unos cien años después de Mendelssohn, con el renacimiento del Movimiento Sionista, Biniamin Zeev (Theodor) Herzl (1860-1904) propuso una solución dramática a la cuestión de la identidad y la alienación de los judíos:

"La solución de la cuestión de los judíos radica en el reconocimiento de los judíos como pueblo, y de esa manera encontrrá an una patria garantizada por el derecho universal, a la que los judíos emigrarán naturalmente desde aquellas partes del mundo en las que están oprimidos; ya que llegarán a ella como ciudadanos, precisamente porque son judíos, y no como extranjeros."

(Herzl en uno de sus discursos)

La identidad judía contiene un componente universal y otro específico. Cada uno de los modelos enfatiza un aspecto distinto y resuelve de manera diferente la relación entre la identidad y la alienación del judío en el mundo.

¿El Estado de Israel hace posible una identidad judía sin alienación?

¿Es posible, en el Estado de Israel de hoy, aprender de cada uno de estos modelos algo relevante para nuestras vidas aquí y ahora?

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