Mira Sh.
La Keará del Seder – Marruecos
Laví, 1994
También en Marruecos se limpiaba mucho antes de Pesaj, y todos participaban en el operativo limpieza, que incluía pintar la casa, abrir los colchones de lana, lavar y secar la lana, y coser el colchón nuevamente.
Una semana antes de Pesaj, todos los niños de la familia, por supuesto con sus padres, se ocupaban de elaborar una nutritiva matzá para Pesaj. Los utensilios para la preparación de la matzá pasaban de una casa a la otra. Cuando por fin llegaba el ansiado día, estábamos todos lastimados y agotados, pero contentos.
La Noche del Seder comenzaba con la frase: "Salimos de Egipto a toda prisa", y la enorme Keará del Seder pasaba de una cabeza a otra tres veces. Nosotros, los pequeños, nos apretábamos debajo de ella, no fuera cosa que nos salteara.
La mayor parte de la ceremonia de la Noche del Seder la cantábamos. Había melodías fijas, y entre una canción y otra, papá, que en paz descanse, traducía los textos al árabe. (Esta costumbre continuó también en Israel, a pesar de que ya no necesitábamos traducción.) Cuando llegaban a la parte de "Creced y multiplicaos", papá golpeaba con una planta de manzanilla sobre la cabeza de las mujeres. Esta parte también nos gustaba mucho y la esperábamos ansiosamente.
No hace falta recordarles que comer en casa de sefardíes es algo muy conveniente. Yedaia me visitó un Pesaj en lo de mis padres. Comimos legumbres y matzá enriquecida.
En el camino de vuelta a Laví le dije a Yedaia que no le diga al tío lo que habíamos comido. Cuando entramos a casa, gritó: "¡Papá, comimos jametz en lo de la abuela!"
[Mira Sh. Laví, 1994]

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