Itzjak Sarid
La libertad interior - Polonia
Yavne, 1988]
La comunidad judía en nuestra aldea fue transferida al gueto de la ciudad aledaña de Brody, y quedó solo un pequeño grupo de judíos que fue concentrado en un campo de trabajos forzados. La tarea del grupo era liquidar todo recuerdo de la comunidad que había vivido en el lugar por cientos de años: destruir las sinagogas hasta los cimientos (ya habían sido quemadas antes), destruir las lápidas en los cementerios y suministrar de ellas las piedras según una cuota diaria.
En nuestra casa había un depósito de herramientas para los trabajadores forzados, y debajo del depósito habíamos excavado en su momento un "bunker" en el que pudiéramos ocultarnos en horas aciagas.
En la Noche del Seder se reunió la familia reducida que había quedado en la aldea, para tener un Seder juntos. Mi tío, que el Eterno vengue su sangre, había conseguido una Hagadá de algún lado, y quiso cumplir al menos con el precepto de "Maguid". Comenzó una discusión acerca de si, en nuestra situación, podíamos decir "Esclavos fuimos… ahora somos libres". Propuse decir solamente el "Vuelca Tu ira", el único poema litúrgico que se adecuaba a nuestra situación (¡la situación de los Hijos de Israel en Egipto era mejor!). Hoy, si lo pienso, quizás me equivoqué entonces. Mi tío, quizás, poseía una libertad interior que nadie podía arrebatarle en ninguna circunstancia.
[Itzjak Sarid, Yavne, 1988]