Sin embargo, la pregunta fundamental es: ¿qué deberíamos haber hecho y no hicimos? 

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El juicio decisivo es el juicio de la historia. Si se me elegiría para aparecer ante tal juicio, diría que me atrasé, me atrasé en todo. Después de todo, podríamos haber hecho todo un poco antes, un poco diferente...

Dicen que puede que no haya sido por coincidencia... No sé. No podría culpar a ninguna persona; pero, culparme a mí mismo… eso sí me está permitido.

No temo a ningún juicio que no sea el juicio de la historia. Pero a medida que pasan los años, se vuelve más difícil.

Sólo una persona inteligente y sensible, con conciencia y moral, podría ser capaz de considerar las cosas con toda veracidad. Es adecuada y correcta la antigua regla que dice que no debes juzgar a tu amigo hasta que no te encuentres en su lugar. Y, tal vez, consiga también facilitar las cosas en mi juicio.

Pero el juicio de la historia se viene escribiendo y continuará escribiéndose por los historiadores...

No me importa en absoluto quiénes serán mis jueces...

Y lo principal y lo que realmente importa es cómo me presento yo mismo ante mí mismo...