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Fuentes y filosofía/
Purim

Meguilat Ester

Daniel Ben Nahum, Beit Zera

Meguilat Ester como la historia del exilio

...Meguilat Ester es un libro clásico de la diáspora judía. Hay en él un notable modelo de la realidad diaspórica con su precariedad, pesares y peligros, y de la mentalidad diaspórica, atrapada entre dos polos: la autonegación (Mordejai ordena a Ester no decir a qué pueblo pertenece) y la dignidad (Mordejai se niega a inclinarse ante Amán). Y hay también un modelo de odio a los judíos a lo largo del tiempo; de hecho, Amán fundamenta su actitud como uno de los antisemitas tardíos. Incluso las estratagemas utilizadas por los judíos son bien conocidas y, sobre todo, la intercesión ante las autoridades. Lo más importante es encontrar un oído atento en las altas instancias.

En opinión de muchos, o quizás más precisamente, a diferencia de ella, junto a la atmósfera diaspórica que envuelve a la Meguilá, algo asombroso sucede justo al final: ¡los judíos se alzan conta sus enemigos y hacen justicia! ¡Los judíos en la diáspora asumen la fuerza física y asestan un golpe aplastante a los gentiles! Tal cosa no había ocurrido nunca antes en la historia de la diáspora judía, y es algo totalmente utópico: la superioridad del poder judío en una tierra extraña es una situación utópica, que nunca se materializa.

La lección es amarga y terrible: no hay existencia judía en la diáspora, en ninguna diáspora, ni siquiera a la sombra de un reino rico e ilustrado. No tendrán ninguna función vital en la economía del país, ninguna cercanía a las posiciones de gobierno, ninguna influencia en el ámbito cultural. Tal vez toda la intención del autor de la Meguilá era tensionar la realidad hasta el extremo absurdo, hasta una situación contraria al sentido común y a la experiencia histórica. Como si quisiera decir: ¿Quieren vivir en la diáspora? Así sea, pero la índole de la diáspora es que, tarde o temprano, produce al malvado Amán, que planea destruir, matar y exterminar. Para garantizar vuestra existencia diaspórica en cualquier circunstancia, sin lugar a dudas, deben ser más fuertes que Amán y todos sus siervos y esbirros. ¿Quién es tan tonto como para creer que eso es posible fuera de la ficción y la imaginación literaria?

Mordejai es sólo la cuarta generación en la diáspora, exiliada con el rey de Judá, Jeconías (Yehoyajin). Pero los trágicos problemas de cien generaciones de diáspora judía están incorporados e integrados en esta historia, la diáspora con todos sus sabores, sus marcas y todos sus acólitos.

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