Ayer participamos en una procesión larga y luminosa, la Marcha de las Antorchas, una añosa tradición, en la oscuridad; en derredor chispean las luces de las antorchas; los niños corretean; las bocas canturrean; oscuridad y luz por doquier. Oscuridad y luz en derredor, también en el interior, en el corazón.

 

La procesión provoca el entusiasmo, un sentimiento agradable, un sentimiento de estar juntos; y precisamente entonces es cuando tanto nos faltan aquellos que estaban junto a nosotros, y ya no estarán más.

 

Muchas veces por día pienso en nuestros queridos compañeros caídos en acción, y ayer, en la Marcha de las Antorchas, cuando estábamos todos parados en la oscuridad y de repente surgió la inscripción luminosa, "Un gran milagro hubo aquí", los pensamientos no me dieron paz. Oscuridad y luz en derredor. Oscuridad y luz, también en nuestro corazón.

 

Un gran milagro hubo aquí: como entonces, en la guerra de los macabeos contra los griegos, así lo hubo también en la guerra de los judíos en el Día del Perdón.

 

Un gran milagro, ¡y qué milagro! Repelimos a nuestros enemigos al final, y los derrotamos, pero al alto precio de nuestros mejores jóvenes, que cayeron en la batalla sangrienta.

 

¿Cuánto tiempo más estaremos condenados a vivir con la oscuridad y la luz mezcladas en nuestras vidas, cuando cada cosa buena, feliz, es ensombrecida por algo tan triste y lúgubre?

 

En la Fiesta de Janucá, en la Marcha de las Antorchas, ante una janukiá grande y hermosa, recuerdo del heroísmo de los macabeos, iluminando la colina frente a nosotros, pensé en nuestras familias, las que han perdido a sus seres queridos, para quienes las palabras sobre heroísmo, guerras de judíos contra sus enemigos, no solo son lecturas, cantos y relatos, sino la pérdida de vidas concretas, las más caras de todas. En la Fiesta de Janucá, una fiesta tan agradable y divertida para los niños, la Fiesta de la Luz, el negro ensombrece nuestra luz.

 

Ojalá un gran milagro haya aquí, y no suframos más la pérdida y el dolor. "Y quien tenga un corazón sediento de luz, que eleve sus ojos y su corazón hacia nosotros en busca de luz… y la luz llegará".

 

Kfar Rupin, 28.12.1973