No hay rastros de Lag Baomer, ni en la Mishná ni en la Guemará, ni en los relatos ni en los grandes sabios. Cada niño sabe la leyenda de los miles de discípulos de Rabi Akiva que murieron, y que la epidemia cesó en Lag Baomer, pero quien se moleste en buscar, hallará que no está escrita. No está escrito Lag Baomer, ni que la epidemia cesó, ni que hubo siquiera especie alguna de epidemia. De todos modos, se trata de una tradición muy fuerte, y no hay duda de que es muy antigua. La mente occidental, intelectual y moderna, se burlará: cómo es que la gente continúa haciendo algo después de haberse olvidado el por qué. A mí me gusta, precisamente por eso. Hay un mensaje oculto, como un código secreto, que nos llega desde cerca de dos mil años atrás, y nosotros, como operadores de radio en un correo de postas, continuamos transmitiéndolo hacia la próxima estación sin entender qué está escrito en él, hasta que llegue a la persona o la generación que necesita recibirlo y descifrar el código.