Vaca observante del Shabat
De “Lanu mishelanu”, Leyendas talmúdicas para niños, compiladas y editadas por Tikva Sarig, pág. 90
Se cuenta acerca de un judío pobre que tenía una sola vaca para el arado. Al cabo de cierto tiempo se quedó sin dinero y le vendió la vaca a un no judío. El comprador aró los seis días hábiles de la semana. El séptimo día, sacó la vaca al campo para arar. La vaca se quedó echada en el campo y no quiso trabajar. El hombre le pegó, y la vaca no se movió. El hombre fue a lo del judío que se la había vendido y le dijo: «Ven y llévate a tu vaca; seis días trabajé con ella y el sábado la saqué al campo, se echó y no quiso moverse ni hacer nada, y aunque le pegue, no se mueve.»
El judío piadoso entendió por qué la vaca no trabajaba: estaba acostumbrada a descansar en Shabat. Dijo el judío al comprador:
«Ven, yo la levantaré para que trabaje».
Una vez llegado al campo, el judío piadoso le susurró al oído a la vaca:
«¡Ay, vaca, vaca! Cuando estabas conmigo, descansabas en Shabat; ahora tuve que venderte a este hombre, por favor, levántate y haz la voluntad de tu amo.»
La vaca se incorporó de inmediato dispuesta a trabajar. El comprador le dijo al judío:
«No te dejaré ir hasta tanto me digas qué le has dicho al oído. ¡A lo mejor la has embrujado!»
El judío piadoso le contó lo que le había dicho a la vaca.
Oyó el comprador y se dijo:
«Si esta vaca, que no sabe hablar ni tiene inteligencia, sabe obedecer a su dueño, ¿cómo habré yo de desconocer las leyes de Dios?»
De inmediato fue y se convirtió al judaísmo, estudió Torá y su nombre hebreo fue Rabí Yojanán Ben Torta.

More >











