Rosh Hashaná – Abraham, kibutz Ein Hashofet

 

Al final del túnel hay luz

y al final de la luz hay un pájaro.

Y al final del pájaro hay un pico

y al final del pico hay una rama.

Al final de la rama hay una hoja

y al final de la hoja hay luz.

Y esa luz es un diamante.

Un diamante singular. No tiene

superficie, ni volumen, no se puede

tocar.

No tiene peso.

Este diamante al final de la luz,

del pájaro, del pico, de la rama,

de la hoja…

Todos ellos son el año nuevo.

Si pudiera cada uno de nosotros

Elegir un diamante y pulirlo

con sus actos,

nuestra vida –la luz del diamante-

sería una sola gran plegaria.

 

 

Las festividades de Tishrei – por Dotán Brum, del Garín (grupo de aliá) Alpaca, Grupos de elección, septiembre de 2006

 

"En Rosh Hashaná fue creado el hombre y fue sometido a juicio ante el Soberano del Mundo" (del Libro del Zohar).

 

Un nuevo otoño. Las mañanas son más frías, el aire más límpido. Anteayer tuvimos la primera llovizna (que los meteorólogos se apresuraron a aclarar que no era el Ioré, debido a la cantidad de precipitaciones, demasiado pequeña).

 

Las nubes disipan el aburrimiento en el cielo con fascinantes composiciones y todo lo bueno de la tierra se encarna en las 613 semillas de la granada y en los corazones de las manzanas. La tradición judía celebra cuatro años nuevos: en Nisán tiene lugar el Rosh Hashaná de los reyes, el "año civil". Es el Rosh Hashaná impositivo. En Elul se celebra el Rosh Hashaná para el diezmo de los animales de tiro y crianza, otro tipo de año impositivo. En Shvat se festeja el Año Nuevo de los Árboles, en el que también se utiliza el cálculo impositivo, esta vez para los cultivos. En Tishrei, en cambio, se festeja el Año Nuevo de los años, y de aquí que comencemos en este a contar el año humano, y también el Año Nuevo para la siembra, en el que sembramos nuestros cultivos para el año siguiente.

 

Aquí caben dos preguntas: ¿por qué el año del ser humano comienza en Tishrei? ¿Qué tiene que ver el año del ser humano con la siembra? El midrash en el libro del Zohar cuenta que "en Rosh Hashaná fue creado el hombre y fue sometido a juicio ante el Soberano del Universo".

 

Rosh Hashaná es la fecha de creación del primer ser humano, y debido a la naturaleza cíclica de los mitos, toda persona es vuelta a crear en Rosh Hashaná. Es el tiempo de los comienzos, en el que recibimos una nueva oportunidad de comenzar.

 

Pero, al mismo tiempo, también somos sometidos a juicio. Rosh Hashaná es el tiempo de mirar atrás, al año que acaba de pasar y llevar a cabo un balance del alma.

 

Yom Kipur es el tiempo de la autopurificación, y hasta él se nos da la oportunidad de corregir lo trasgredido y completar lo faltante. Rosh Hashaná es también el inicio del otoño y en esa fecha comienza la siembra. En su sentido de "Año del ser humano", se trata de la siembra interna de planes y decisiones para el año que se inicia. Después del verano muerto es el tiempo de volver a la vida y de comenzar a actuar y cultivar esas semillas, hasta que recojamos los frutos en Shavuot.

 

Desde el punto de vista astronómico, Rosh Hashaná cae en "la época de Tishrei", el día de la igualación otoñal. Los cananeos festejaban en esta época una serie de Años Nuevos. El mito cananeo relata que en este tiempo Báal, el dios de la lluvia y la tormenta, derrota a Yam-Náhar, el señor de las fuentes de agua. El mito ejemplifica, por un lado, el regreso de las beneficiosas lluvias en este tiempo, y por otro, ejemplifica también él el comienzo del año del ser humano. Báal representa la agricultura y la cultura, derrota a Yam-Náhar, que representa las fuerzas caóticas de la naturaleza. El ser humano representa el orden de su mundo y ahora puede iniciar el año desde el principio.

 

Nos deseo a todos que sepamos crearnos mejores en este año. Que sepamos soñar, realizar nuestros sueños en la próxima lluvia. Que sepamos sembrar las semillas correctas y cultivarlas hasta ser cosechas impresionantes y que solo la bondad y la gracia nos persigan en este nuevo año.

 

 

Plegaria para el Año Nuevo – por Reút Ron

(Según Leah Goldberg, Natán Alterman, Yehuda Amijai, Yaacov Shavit)

 

Espero que los días que vienen sean

días de perdón y de gracia, días de un andar inocente

que nos ensanche la calma

que veamos y sepamos sentir que las cosas son simples y se pueden tocar

y se puede –se puede– amar

y que tengamos el coraje de hacerlo.

Que veamos los árboles en el murmurar sobre ellos,

y el aire agitado desde la altura,

y no nos conformemos en escribir sobre ellos

sino que aspiremos a tocar sus corazones

que recordemos que desde el lugar en que tenemos razón

nunca crecerán

flores en primavera,

e intentemos tener menos razón,

y escuchar más, mirar más, amar más.

Que gocemos de sentir cómo la pared de los oradores se resquebraja

para escuchar balbuceos dulces

saber que los amantes tienen razón

y por un momento de nuestra vida, nuevamente querido

que nuestra esperanza exagere y traspase fronteras.

Ojalá que logremos escribir el mundo con nuestra letra

Y a nosotros mismos con la letra del mundo

con una escritura nueva que no tenga fin

que tengamos la fuerza para hacer y también para detenernos y descansar,

que tengamos el coraje para mirarnos a los ojos los unos a los otros

sin bajar la mirada, sin disculpa ni culpa,

y sin evadirnos ni elevar la mirada hacia el ideal y el espíritu.

Que tengamos el coraje de comenzar a andar por caminos nuevos,

Y la perseverancia de continuar con las travesías ya comenzadas,

que podamos continuar lo que queremos,

y no solo querer lo que ya hay

que sepamos vivenciar y no solo criticar

y que sepamos elogiar, amar y alegrar a otros

con las pequeñas sonrisas del día a día

y con la gran alegría de la fiesta.