Sábado
> Introducción
El Shabat es mencionado por primera vez en la Biblia al término de los seis días de la creación: "Y fueron acabados el cielo y la tierra y todas sus huestes (las estrellas). Y habiendo terminado Dios el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de todo el trabajo realizado. Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él descansó de toda la obra que había creado. (Génesis 2:1-3)
Estos versículos incluyen tres conceptos importantes: cese del trabajo, bendición y santidad. El Shabat no es solo un día de descanso, sino también de bendición y santidad. Un día de espiritualidad, para dar posibilidad al ser humano de elevarse por sobre los seis días de actividad. Un intento del ser humano de dedicar tiempo a sí mismo y contemplar hacia el interior de su propia alma.
El Shabat aparece en el cuarto mandamiento. En la versión del libro de Éxodo se nos dice: "Te acordarás del Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás en ellos toda tu labor, pero el día séptimo, Shabat, lo consagrarás al Eterno, tu Dios, y ese día no harás labor alguna, ni tú ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal ni el extranjero que esté en tu casa. Porque en seis días hizo el Eterno el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo; por eso bendijo el día del Shabat y lo santificó". (Éxodo 20:8-11). Aquí la justificación del día de descanso, como en el libro de Génesis, es la culminación de la Creación del Mundo. Así como Dios descansó al culminar la Creación, así debe hacerlo el ser humano: "Tú, y tu hijo, tu siervo, tu sierva, y el extranjero que esté en tu casa". Toda persona por el solo hecho de serlo, necesita un día de descanso, una pausa.
En la versión de los Diez Mandamientos en Deuteronomio se dice: "Guardarás el día de Shabat para santificarlo, como el Eterno. Seis días trabajarás y en ellos harás tus obras, pero el día séptimo es de descanso para el Eterno, tu Dios. En él no harás trabajo alguno, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo ni tu sierva, ni tu ganado ni tu asno ni el forastero que habitare dentro de tus puertas. Tu siervo y tu sierva descansarán como tú. Acuérdate de que fuiste siervo en la tierra de Egipto y que el Eterno tu Dios te sacó de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por consiguiente, el Eterno tu Dios te ordena que guardes el día de Shabat" (Deuteronomio 5:12-15).
En esta versión la justificación es diferente: debes recordar que también tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto. Es decir, una justificación social igualitaria. En el Shulján Aruj y en todas las fuentes figura un sinnúmero de prohibiciones de labores en Shabat. Tal como lo prescribe Moshé, diciendo: "Y guardaréis el Shabat, pues santo es para vosotros. Quien lo profanare morirá, porque el alma del que trabajare en Shabat será extirpada de entre su pueblo" (Éxodo, 31:14).
Y ya se ha dicho en la Mishná, en el Tratado Jaguigá, capítulo 1, Mishná 8, "Las montañas penden de un cabello". Poca estcritura y muchas leyes. Y lo interpretaron así también respecto del Shabat. Dos tratados son dedicados enteramente al Shabat en el Talmud: Tratado de Shabat y Tratado de Eruvín.
> Historia
Cuando el historiador romano Tácito escribió, en el siglo I de la era común, sobre la antigüedad de los judíos y sus virtudes, se refirió al Shabat y determinó: "Hay quienes afirman que han decidido pasar todo el séptimo día descansando porque ese día trae el fin a sus esfuerzos. Después fueron tentados sus corazones por el ocio y dedicaron a la holgazanería también el séptimo año…" (año de la Shmitá).
¿Es posible que lo que en nuestro sentir es uno de los regalos más maravillosos que ha conferido el pueblo judío a la humanidad –el Shabat como día de descanso- haya provocado tanto desprecio y burla en Tácito y otros pensadores griegos y romanos?
Me parece que la razón de ello reside en la definición del Shabat en los Diez Mandamientos, tal como aparecen en el libro de Éxodo, capítulo 20:
"Te acordarás del día del Shabat para santificarlo (…) no harás labor alguna, ni tú ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu animal, ni el extranjero que esté en tu casa".
Una sociedad que estaba basada en el trabajo esclavo todos los días, de la mañana a la noche, desde el principio de la semana hasta su final, y desde el principio del año hasta su terminación, sin pausa alguna, no acepta la idea de que todos los seres humanos, por el solo hecho de serlo, ya sean libres o esclavos, hombres, mujeres, extranjeros, tengan derecho, cada seis días, a un día de libertad y descanso, y al no trabajo.
Una declaración como el mandamiento del Shabat en los Diez Mandamientos, en el mundo antiguo, era algo cuyo impacto era indescriptible.
Incluso Nuestros Sabios Z"L eran conscientes de esta sensación de los pueblos del mundo respecto del tema del Shabat y las festividades. En una maravillosa parábola de Nuestros Sabios Z"L sobre el Rollo de Ester, Hamán intenta persuadir a Ajashverosh de exterminar al pueblo judío, y uno de sus argumentos era: "No obedecen la palabra del Rey, e inventan hoy un Shabat, hoy un Pesaj. Si se pide a los judíos hacer algo, ellos dicen: es Shabat y no se hace trabajo para el Rey". Es decir, incluso Nuestros Sabios Z"L, que vivieron en la época, veían lo que ocurría a su alrededor: el desprecio y la burla de las naciones contra el Shabat y las festividades.
> El sionismo
En efecto, no hay duda de que en los miles de años de exilio, el Shabat y las festividades son las que más contribuyeron a cuidar y mantener la vida del pueblo judío, como lo dice Yehuda Halevy en su libro el 'Kuzari': "Al pensar en vuestra situación he visto que, si bien el Creador guarda en secreto su preocupación por vuestra permanencia, y que los Shabatot y las festividades han sido determinadas por el Creador como las razones más fuertes de la permanencia de vuestra imagen y forma, dado que las naciones os dispersaban entre ellas y os conquistaban para ser sus esclavos y por vuestra inteligencia y lucidez de mente, e incluso os habrían puesto como hombres de guerra si no fuera por aquellas fechas que vosotros guardáis con tal fidelidad al ser festividades dadas a vosotros por el Creador y por ser sus motivos tan importantes, como el recuerdo del acto de la Creación, el recuerdo de la Salida de Egipto, el recuerdo de la Entrega de la Torá. Todos ellos son asuntos divinos que os fue ordenado guardar siempre y, si no fuera por esos días, ninguno de vosotros vestiría una ropa limpia y no os reuniríais en un único lugar para leer vuestra Torá debido a vuestra opresión durante la época de vuestra esclavitud, y si no fuera por haberlos tenido no podríais solazaros un solo día de toda vuestra vida. Ahora pasan por vosotros un sexto de los días de vuestras vidas en descanso para el cuerpo y descanso para el alma" (Artículo tercero, 104-105)
Cuando los pioneros regresaron a Eretz Israel, rebelándose contra la vivencia judía en el exilio y contra los preceptos de la ley judía, el Shabat pasó a ser, de un día santo, a un día esencialmente de descanso. Muchas veces, en el fragor del trabajo y las tórridas estaciones agrícolas, en los inicios de la colonización, el Shabat era aprovechado también como día de trabajo.
Es interesante una carta escrita por el poeta J. N. Bialik a un miembro del kibutz Guinegar contra el trabajo en Shabat. También en Tel Aviv y en otras ciudades se discute la apertura o no de negocios y almacenes en Shabat. Con los años, muchos centros comerciales en zonas fuera de las ciudades han ido abriendo sus puertas en Shabat, y no pocos ciudadanos han convertido el día de descanso en un día de esparcimiento, compras y comercio. Se ha generado una realidad social en la que buena parte de la fuerza de trabajo en Israel es utilizada en Shabat, perdiendo el día de trabajo que le corresponde. Es un alto precio para un numeroso sector de trabajadores necesitados, a cambio de este tipo de esparcimiento en Shabat.
Al cabo de enfrentamientos, en los primeros años de existencia del Estado, se abrieron en la noche de Shabat cafés, restaurantes, cines y pubs. Si bien se siente un ambiente de Shabat, no pocos centros de cultura y entretenimientos abren sus puertas. En ciudades como Jerusalén, Benei Brak y Safed se mantiene el clima tradicional de Shabat. Se trata, por cierto, de uno de los temas que más requieren ser discutidos en la sociedad israelí.