Esta noche las luces en las torres se elevan,

esta noche las antorchas, como olas, la calle anegan,

esta noche en las ventanas de las casas lucen las velas

y como chispeantes ojos infantiles, en las ventanas flamean.

Esta noche volvemos, como en años anteriores,

a narrar la misma leyenda antigua, ese viejo relato, el mismo,

sobre el milagro de Janucá, sobre los rebeldes Macabim contra los griegos opresores,

y sobre el más joven de los siete hijos y su heroísmo.

Sobre la pequeña jarra que para ocho días bastó,

y sobre los milagros que pueden suceder incluso hoy...

Porque hay quienes también quieren apagar la luz en esta ocasión,

porque hay conquistadores y opresores en todo lugar y en cada generación.

Pero la pequeña luz en la ventana sirve para recordar e insinuar

que siempre, cuando realmente queremos, podemos el milagro reiterar.

Que cada luz que esta noche, en cualquier lugar del mundo se encenderá,

todas las noches y en todos los lugares, para todos alumbrará.