Natán Alterman
Junto a la fogata
A siete años de la fundación del Palmaj, Nisán 5708
Su nación no les era madre.
No supo de su partida.
Era una noche profunda y viva
como siempre en Nisán, la luna.
En ella sentados, un grupo de jóvenes,
hijos de gente sin nombre
con rodillas y codos desnudos.
Escuchaban con atención, en silencio,
o se enredaban en charla y discusión.
Ante ellos, lenguas de fuego,
la fogata giraba en el viento.
No más que eso. Pero en la historia ruda de la nación
aquella noche se grabó en mí cual Tabla.
Aquella carga simple como polvo
llevaron sin mirar atrás.
No sonó ante ellos shofar,
nadie acarició su pelo como en noche de invierno.
No. Con dos mangas atadas al cuello
solo el suéter los abrazó por detrás.
Calzados duros, bolsas,
una comida de aceituna y dátil,
y tazas de aluminio arrugado
y amistad, y sacrificio sin fin.
¿Qué más nombraremos?... de pequeñas cosas
se forman las leyendas. Esa es la materia prima.
¿Qué cantaremos sobre ellos? ¿Qué cantaremos?
Ellos lo hacen mejor que nosotros.
Ellos mismos escriben la canción,
e incluso libros ya dieron…
Así es el Palmaj. No deja
ninguna tarea para el que "no es de los nuestros"…
Pero que esto sea dicho:
muchachos, sabedlo bien
entre las fiestas de aquella generación
no hay nada mejor que vuestra sencilla fiesta.
Ante vosotros, una nación al borde de la libertad
Se inclina reverente. Y llora. Comprendedla.