Zelda
Kidush
Loa a mi abuelo
Con hachas de fuego y oro
Doblegó a la angustia,
con palabras del Kidush golpeó,
abrió una puerta en medio del dolor
al espacio tendido hasta el fin de años de existencia,
a Orión y las Pléyades en un hoyo de pobreza
se atrevió a hospedar
y la pena del duelo
vino bebió
en honor a su viaje estelar.
Sacó a nuestros corazones de la penumbra
al cristal del Shabat,
del caos de la desesperanza
a la celebración de la amistad,
camarada de montañas y bosques
con gacelas de la pradera y aves del paraíso.
Y loa a las palabras sagradas
pequeñas hermanas
del tierno atardecer,
y como él saben abrir
puertas
del interior del yo
y sus miles de portones,
hasta que el flujo de mi espíritu,
el que vive en libertad
se integre al flujo del universo.
Encended una vela.
Bebed vino.
El Shabat recogió lento
el sol poniente.
El Shabat desciende lento
y en su mano un lirio celeste.
¿Cómo plantará el Shabat
una enorme y luminosa flor
en un estrecho y ciego corazón?
¿Cómo plantará el Shabat
el pimpollo angelical
en un corazón de carne
loco y lujurioso?
¡¿Crecerá el lirio inmortal
en una generación de esclavos
del horror,
en una generación de esclavos
de la destrucción,
en una generación de esclavos
de la muerte?!
¡Encended una vela!
¡Bebed vino!
El Shabat desciende lento
y en su mano una flor,
y en su mano
el sol poniente…