Penina Mann
Ser hijo de sobrevivientes del Holocausto
Si no comes - nunca crecerás.
Ser hijos de sobrevivientes de la Shoá sígnica:
comer para crecer,
para ser fuerte.
Ser hijos de sobrevivientes del Holocausto significa:
nacer vinculado con la muerte,
vivir siempre sin abuelos y abuelas,
tener un nombre diferente de los de Uri, Mijal o Tamar.
Es estar atado a las manos que ofrecen comida y a los ojos escudriñadores y preocupados.
Es crecer y aprender
que tu nombre es en memoria del abuelo y de la abuela,
que tu familia consta de una madre, un padre, un hermano y una hermana,
y que casi carece de tíos, tías y primos…
Es volverse adulto y entender – que la secuencia de vida de tus padres está cortada;
que comienza como la de un ser humano:
nacimiento, holocausto, pausa, silencio y seguir adelante...
Que la rama de tu familia ha sido amputada,
y que, en realidad, en tu umbral acecha la maldad
y debes aprender a prevenirla:
te conviertes en un adulto y comprendes -
que el terror fue el que condujo a la ansiedad y la preocupación,
y a ver el medio vaso vacío,
que eres una prueba concluyente de que la hemos vencido...
y es allí donde está tu fuerza.
Y significa que siempre, pero siempre, tendrás preguntas
a las que no obtendrás respuestas.

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