El muro - musgo y tristeza,
el muro - plomo y sangre.
Hay hombres con corazón de piedra,
hay piedras con corazón de hombre.

 

Una joven estaba parada frente al Muro
acercó sus labios y su mentón
y me dijo: «El sonido del Shofar fuerte es,
pero el silencio lo es aún más».

 

Me dijo: «Sión el Monte del Templo»
y se calló: «La recompensa y el derecho»
y lo que brilló en su frente al atardecer,
era el púrpura del reino.

 

El Muro - musgo y tristeza...

 

Se detuvo el paracaidista frente al Muro,
de toda su división sólo uno
Me dijo: «La muerte no tiene imagen pero tiene diámetro -
sólo nueve milímetros».

 

Me dijo: «No estoy llorando»
Y volvió a bajar la mirada...
Pero mi abuelo, Dios lo sabe,
está enterrado aquí, en el Monte de los Olivos.

 

El Muro - musgo y tristeza...

 

Parada de luto frente al Muro,
La madre de uno de la infantería.
Me dijo: «Los ojos de mi joven están encendidos
y no las velas en la pared».

 

Me dijo: «No anoto ninguna
nota para insertar entre sus grietas.
Ya que lo que le di al Muro sólo ayer,
es más grande que las palabras y los escritos».

 

El Muro - musgo y tristeza...

 

Se paró frente al Muro junto a nosotros
el viejo rabino en plegaria.
Me dijo: «Somos todos felices por tener»
y nuevamente se acuerdo, no todos.
Se paró con una lágrima brillante
único entre muchos cabos.
Me dijo: «Abajo del caqui, de hecho,
todos somos cohanitas y levitas».

El Muro - musgo y tristeza...