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Poemas y canciones/
Conmemoración del Holocausto
Ponary

Letra: Shmerke Kaczerginski

Música: Alexander Tamir Versión hebrea: Avraham Shlonsky

Silencio, silencio, hijo mío, ¡callémonos!

Aquí brotan las tumbas;

quienes las odian han plantado senderos.

Los caminos conducen a Ponary,

y para volver no hay camino.

Papá se fue para nunca regresar

y con él se fue la luz.

Silencio, hijo mío, mi tesoro,

¡No lloremos en desdicha!

Ya que, de todos modos, nuestro llanto

no lo entenderá el enemigo.

Incluso el mar tiene límites y costas,

y hasta la cárcel limitaciones y un final -

pero ésta, nuestra época, carece de límites,

carece de límites.

 

La primavera ha llegado a tu país,

pero para nosotros es otoño;

mucha luz hay en cada brazo,

y sólo noche a nuestro alrededor.

El otoño pintará de oro las copas de los árboles,

y la angustia aumentará,

la madre desconsolada queda:

su hijo en Ponary está.

Las aguas de la aprisionada Villia

ya sus olas alzarán,

y furiosos fragmentos de hielo

al mar se deslizarán.

Se erradicará la oscuridad de nuestros días,

y una gran luz brillará sobre nosotros,

Ven, jinete, ¡súbete!

Tu hijo llama, tu hijo llama.

 

Silencio, silencio, ¡que no haya tormentas en los manantiales del corazón!

Hasta que caigan los muros,

y se detenga el dolor.

No, hijo mío, no rías, ¡por favor!

No son estos tiempos para reír;

el enemigo hizo que nuestra primavera

en una hoja otoñal se convirtiera.

De a poco se invertirá el manantial:

¡Silencio, piadoso hijo!

Junto con la libertad regresará también papá.

Duerme, duerme, querido.

Y, así como la liberada Villia,

como un árbol que su follaje renueva,

aún alcanzarás a ver la luz

cuando la libertad vuelva,

cuando la libertad vuelva.

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