Me siento emocionada, tímida y orgullosa al presentarme aquí ante ustedes en el 65 aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia y el 60 aniversario de la independencia de nuestro Estado. Tengo el privilegio de representar a todos aquellos luchadores que cayeron en su lucha, en las batallas, los campos, los bosques y la rebelión. Esta ceremonia es también para aquellos que no pudieron participar en la rebelión, pero lucharon por salvaguardar la imagen del ser humano. De aquellos que sobrevivieron la guerra, muchos ya han muerto aquí en Israel o en otros lugares del mundo. Hemos quedado muy pocos.

 

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La rebelión debe continuar. Una rebelión distinta, diferente. Era sobre esta tierra distante, deseada e inalcanzable que soñábamos tanto en el gueto como en los campamentos.

En nuestros sueños era una tierra pura, en la que dominaba la justicia, la igualdad y los valores humanos, un maravilloso sueño sobre el hogar. Y hoy hay bastante decepción. ¿Contra qué nos rebelaremos? – me preguntan a menudo los jóvenes a quienes relato más de una vez sobre la época de la Segunda Guerra Mundial; y yo les respondo: lo que más me importa ahora es el futuro, es vosotros, la segunda, tercera y cuarta generación, así como todas las generaciones futuras.

 

Vosotros, los de camisas azules, cordones rojos y blancos, corbatas de Tzofim y kipot tejidas –  todos vosotros - jóvenes y más maduros. Vuestro futuro está en este país único, hermoso, amado y, asimismo, vulnerado por el racismo, el odio a los demás y a los extranjeros, este país en el que existe la codicia y el vandalismo y el desvaine de cuchillos y la violencia contra débiles, ancianos y hambrientos – vosotros podéis, vosotros debéis luchar contra todo ese mal, contra la falsificación y la villanería y contra todo lo que contradice los valores humanos. Así como sois soldados valientes y leales en el ejército para defender a nuestras casas contra los enemigos externos, pondréis también fin al sangriento ciclo de guerras y enfrentamientos, y contáis igualmente con la fortaleza para rebelaros contra las dolencias del país. ¿Cómo? Siendo personas involucradas y no indiferentes, participando y actuando en el hogar, la escuela, la calle y dondequiera que os encontréis con el mal. Sed dignos de los luchadores, de todos los que lucharon y que hemos perdido en las matanzas con gas y otras muertes anómalas. Educaos a vosotros mismos y a quienes os rodean para el amor en lugar del odio, para la paz, la amistad, la belleza, la risa y la alegría.