Nurit Lapid
arraigó en mí la identidad
A partir de ese momento se arraigó en mí la identidad
Recuerdo cómo yo y mi hermana Sara nos sentamos en los brazos del sillón a ambos lados de papá y escuchamos la historia de su familia.
Esa fue la primera vez que oí hablar del Holocausto. Creo que por entonces habré tenido unos seis años. Desde entonces y hasta el juicio de Eichmann consideré a la Shoá como un acontecimiento privado de la familia, un acontecimiento difícil para otros judíos.
Durante el juicio de Eichmann me mantuve, como todos, pegada a la radio escuchando los diferentes testimonios. En una de las transmisiones me sorprendí a mí misma llorando inconsolablemente. Cuando llegué a una edad más madura y traté de explicarme a mí misma en qué consistió esa fuerte emoción que se había apoderado de mí, llegué a la conclusión de que, en ese momento, se había arraigado en mí la identidad nacional, la identidad judía.
Nurit Lapid [Dovrat, 1986]