Justificación Socio Cultural del Shabat 

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Ruth Gavison: Profesora de Leyes de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Premio Israel de Leyes. En 2003 publicó, junto con el Rabino Yaacov Madán, un acuerdo que constituye un intento de llegar a un entendimiento entre religiosos y aquellos que no lo son, en temas de religión y Estado. 

 

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Es posible que el motivo de los religiosos para acceder a un acuerdo como este sea su deseo de forzarme a abstenerme de profanar el Shabat por motivos religiosos. Pero mi propia motivación a aceptarlo no es el deseo de tener en consideración sus aspiraciones en este respecto. Ya he dicho que el deseo religioso no es legítimo, en mi opinión, como justificación para una ley que me limite. Mi motivación es mi propio deseo independiente, como mujer judía libre, que vive en un país que quiere preservar su cultura pública judía-hebrea, de una expresión visible y significativa de la singularidad del Shabat en el espacio público israelí. Acepto, por ende, que existe aquí una limitación a las libertades por motivos culturales.

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La libertad de trabajo, la libertad de actividad y la libertad de propiedad, como derechos constitucionales, no implican la libertad de realizar actividades comerciales los siete días de la semana ni las 24 horas del día. La limitación por motivos de aplicación de una ley general del descanso posee un objetivo digno.

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La justificación socio-cultural de distinguir el Shabat del resto de los días se basa en la suposición de que en toda la sociedad israelí existe el interés de tener un día en la semana que sea de descanso. Es más, no es suficiente con que cada persona tenga el derecho a descansar de su trabajo un día a la semana, según su elección o según el interés de su empleador. Es vital para la sociedad que ese día sea compartido por todos los sectores de la sociedad, para que sea posible en él la actividad compartida de grupos, familias u otros.

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La realización de actividades en Shabat (tanto respecto de las instituciones vitales como de los lugares de esparcimiento) ayudan a mantener el nivel de bienestar de los necesitados de dichos servicios, pero obstaculizan el disfrute del descanso semanal de aquellos que deben trabajar para operarlos. Si anulamos la prohibición general de actividad comercial y manufacturera en Shabat, muy pronto llegaremos a una situación en la que haya grandes presiones sobre los trabajadores para que asistan a sus empleos en Shabat, tanto económicas como de otro tipo.