Y el corazón pregunta: ¿Qué destino aguarda al heroísmo hebreo con la renovación de la vida en la patria? ¿Seremos capaces de renovar el heroísmo de los macabeos que se manifiesta no solamente en su conciencia, sino también en su victoria?

"De generación en generación, no se derramó la pureza de la sangre de los labradores de Tel Hai”. Pero no es como rebeldes desesperados ni como trastornados por la Inquisición que mueren en la Tierra de Israel los aradores y defensores. El pesar por su muerte es el dolor de Saúl y Jonatán, que fundaron la libertad de Israel. En sus vidas y en su muerte, nos dicen: “consolad, consolad a mi pueblo”.

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