Pinjas Yurman, el autor de “Mediná Betironut” (“Estado en entrenamiento militar básico”), cree que lo que causó la formación de este extraño par de palabras fue el apasionamiento por el lenguaje hebreo que caracterizaba en aquella época a las instituciones nacionales y al público judío. La palabra "noviembre" no podía ser hebraizada ni judaizada, pero ¿por qué no el número 29?

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Motke Naor, una de las personas más entendidas de la época, cree que el origen de esta extraña combinación de palabras fue el nombre que se había dado anteriormente a la plaza Mughrabi de Tel Aviv: plaza “Bet Benovember” (dos de noviembre), para señalar el día de la Declaración de Balfour. El 29 de noviembre de 1947 contábamos ya con una plaza llamada “Bet Benovember”, por lo que se hizo también aceptable la combinación de “Kaf-tet Benovember”.