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Fuentes y filosofía/
Rosh Hashaná

Amotz Cohen

La naturaleza en el mes de Elul

En Elul, que es paralelo a septiembre, se puede distinguir la diferencia entre el principio del mes y su fin. El inicio del mes pertenece todavía al pleno verano; la sequedad y el calor continúan y a veces incluso se intensifica. En cambio, al final del mes descienden las temperaturas y comienza la estación del rocío por la noche, y más de una vez ocurre que el cielo se cubre de nubes que se unen en un solo manto, y cae la primera lluvia, una lluvia fútil, cuyas huellas se borran de inmediato, y un clima de invierno domina, solo por un tiempo.

 

La primera en despertar es la azucena de mar. Habita en la zona más cercana a la costa del mar, a pasos de la orilla, sobre collados de arena planos y sobre cuestas de piedra caliza eolianita que tanto abundan en la costa. Allí se pueden hallar sus flores frescas y aromáticas, que se elevan sobre un tallo grueso y jugoso: y a su lado, varias hojas en cuyo margen se notan los efectos del calor. Un clima pletórico de gotitas de agua salada de las olas al romper en el mar. Ese es el lugar que más le gusta a esta planta.

 

La segunda planta típica es la albarrana.

Ya a mediados de Av comienza a florecer, y en Elul está en plena flor. Se encuentra por todo Israel. Su tallo se eleva casi a la altura de una persona y se recubre con decenas de flores. Su florecimiento maravilla: de las ruinas secas del verano surgen tallos pletóricos de agua cubiertos de unas flores frescas y llenas de vida. El asombro crece cuando vemos que no hay hoja verde alguna en la base del tallo. Y basta con cavar un poco, y a veces ni siquiera cavar, para descubrir el enorme bulbo. Es el tubérculo más grande de entre las plantas con tubérculos en Israel. Del bulbo toma el tallo el agua, el alimento y los materiales de construcción para las flores. Gracias a este bulbo, la albarrana logra sostenerse en la tierra reseca, y aun si es arrancada por el arado y queda arrancada en el suelo, todavía podrá permanecer en el calor seco por varios meses y dar flores estando totalmente desarraigada. Si se corta el bulbo podrán notarse sus hojas escamosas y gruesas, llenas de nutrientes. La densidad de las hojas escamosas protege a la planta de la evaporación. El bulbo puede vivir desarraigado incluso hasta diez años, aunque en ese estado no da flores sino solo hojas.

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