Guardo cálidos recuerdos de aquella noche en que, siendo jerosolimitano, me trepé a los vehículos blindados británicos y los soldados ingleses nos repartieron caramelos porque comprendieron que estábamos felices. También recuerdo los primeros disparos que comenzaron en Jerusalén. Ése fue un día que nunca se olvidará, pero quería comentarles que, en el Kibutz Ein Gev, se había traído unas siete radios no reconocidas (no aprobadas) por el Kibutz. El Kibutz decidió que sus miembros no tenían derecho a romper la igualdad y que deberían guardar las radios debajo de las camas sin usarlas. El Kibutz fue muy firme en su demanda. Sin embargo, cuando llegó el 29 de noviembre, fue imposible resistir la presión y todos los receptores de radio fueron autorizados. No era posible renunciar a escuchar la votación de la ONU. Hasta el día de hoy no tengo bien claro si los receptores de radio fueron sacados de sus escondites por una sola noche o por todos los días que le siguieron. Si las restricciones fueron realmente levantadas para el resto de los días, entonces el 29 de nov Kaf-tet Benovember es responsable de todas las desviaciones de la normativa kibutziana.