Tomado del discurso de funeral pronunciado en el funeral (Antek Zuckerman)

 

¿Qué podemos decir en un momento así? ¿Deberíamos hacerle el saludo militar, señor comandante?

¿Deberíamos tirar una palada más de tierra sobre la tumba de Yoguev? ¿O, quizás, dejar caer una lágrima?

¿Iremos a tomar una copa de vino amargo en su memoria? Reflexionamos. Intentamos comprender el curso del mundo.

Extraemos fuerzas de la vida tal como es. Y estamos tristes.

Aquí, en la colina de las tumbas, encontrará su descanso junto a Zivia y junto a Tuvia y Grisha y Buria de la tribu de los guerreros.

Yitzhak, es un gran dolor para nosotros separarnos de usted. Hace poco le oímos comentar sobre el Rabino Zusha, quien había expresado que "no hay nada más íntegro que un corazón judío roto".

Íntegro, íntegro con usted mismo e íntegro con sus semejantes se ha ido de este mundo.

Ojalá que los terrones de nuestra Tierra le resulten dulces, Yitzhak, nuestro querido Antek.