Talmud de Babilonia, Rosh Hashaná, 11: 71: Rabi Yehoshúa dice: En Nisán fue creado el mundo, en Nisán nacieron los Patriarcas, en Nisán murieron los Patriarcas, en Pesaj nació Itzjak…

¿De dónde se sabe que en Nisán fue creado el mundo? Pues está dicho: "Y sacará la tierra pasto, la hierba echará semillas y el árbol dará frutos"; ¿qué mes hay en el año en el que la tierra se llena de pastos y el árbol da frutos? Es decir: Nisán.

Quien recorra Eretz Israel en esta época del año, a pie o en automóvil, sus ojos verán paisajes de abundancia de florecimiento silvestre adonde quiera que se dirija. Como una enorme y colorida alfombra, la tierra está cubierta desde el norte hasta el Neguev, y desde el mar hasta el Oriente, la montaña y el valle, la colina y la hondonada están empapados de los diversos colores del espectro. Es una fiesta para la flora de Eretz Israel en esta época del año. La primavera en todo el sentido de la palabra. Pero el observante con ojo avizor del mar de flores ante sí, sentirá que en las laderas, en los bordes de la sábana punteada, se cuela poco a poco el marchitar, y aquí y allá comienzan a producirse claros. Pareciera ser que, con intención y conocimiento, este abundante florecer hubiera sido concentrado supuestamente en un período breve y limitado, pues la lluvia pasa y se va como un suspiro y el sol ya sale de su estuche. La influencia de Oriente ya supera día a día a la influencia de Occidente. La estación de las lluvias, que había librado una tenaz batalla cada día y no cedió su mando, acabó por rendirse ante los días calientes, y se esfumó. En el horizonte sube la neblina del siroco, su soplar irrumpe, cruza el Jordán, y carga hacia el oeste. Detrás lo siguen: lo lánguido, lo marchito. Se tornan amarillas las hojas de la drimia y el gamón, y se secan ante tus ojos en el prado fresco y colorido. En todo el creciente y espumeante campo de espigas, las mandrágoras se manchan y comienzan a esparcir su acre aroma. El verde y fresco pastizal, de repente tiene un rostro diferente, inclina su cabeza y se marchita. En el prado aparecen miles de semillas de las muchas plantas invernales anuales, y en el paisaje suave y delicado se elevan de repente y dominan, duras e impertinentes, las "espinas" de todo tipo, que echan púas en lugar de flores.