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Fuentes y filosofía/
Pesaj

Eliezer Libstein

Halel -Siberia

[, Laví, 1994]

Estuve en el gulag (campo de trabajos forzados para prisioneros de guerra y presos en Siberia) desde 1942 hasta 1948. Fueron seis años duros y amargos. En 1942 supimos cuándo era Pesaj porque estábamos en el límite entre Hungría y Rusia. En 1943, ya no pudimos saberlo. En 1944 me enteré por casualidad cuándo era Pesaj, lo que ocurrió del siguiente modo:

 

Un día íbamos en un grupo grande al trabajo en el bosque. Detrás nuestro venía un guardia, un militar ruso. Mi amigo y yo no estábamos en buen estado físico, por lo que quedamos un poco rezagados respecto del grupo. Ambos habíamos sido estudiantes de ieshivá (casas de estudio rabínicas). El guardia ruso, que venía detrás nuestro, cantó algo. Me di cuenta de que cantaba algo que me era muy conocido. Le dije a mi amigo: Escucha lo que está cantando. ¡Está cantando el Halel! Mi amigo no me creyó: ¿cómo podía ser que un guardia ruso supiera el Halel? Me acerqué al guardia y le pregunté: "¿Qué está usted cantando?" Me cantó: "Betzet Israel Mi MItzraim" ("Al salir Israel de Egipto") y me dijo: "Sepan que hoy es Pesaj". El guardia nos contó que era un muchacho judío y que venía de Járkov. Sus padres eran muy religiosos. Pero él era un chacotero. En su infancia había estudiado en el "jeider" (clases con un maestro judío) y de ahí se sabía las plegarias. Para mí y para mi amigo fue una sorpresa. Hoy era Pesaj y nosotros no sabíamos nada. Llegamos al lugar de trabajo en el bosque y comenzamos a cortar árboles según la cantidad que tocaba ese día. Teníamos que derribar los árboles, cortarlos y cargarlos sobre vagones. Ese día trabajamos con un largo serrucho y todo el tiempo entonamos el Halel.

 

No recuerdo otra ocasión en mi vida en la que haya cantado el Halel con tanta devoción como aquella vez en el bosque. Obviamente no podíamos pensar en matzá y lo demás. El alimento que nos daban era apenas una sopa diluida, tres veces por día. Si teníamos suerte, encontrábamos una patata dentro. A veces la sopa estaba tan salada que era imposible comerla, y a veces era insípida, sin sal en absoluto.

 

En el año '48 supimos cuándo era Pesaj, y también por casualidad. Un amigo nuestro viajó a la ciudad de Kírov para recibir suministros (un viaje de 24 horas de ida y 24 horas de vuelta). En uno de los depósitos se encontró como un anciano judío de Ucrania.

 

El anciano se había preparado un almanaque, y según ese almanaque determinaban en qué días caía Pesaj. El amigo nos trajo la noticia al campo.

 

[Eliezer Libstein, Laví, 1994] 

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