La Guerra de los Hasmoneos fue una guerra de mitzvá, y fue obligatoria.

No se trataba de conquistar tierras, sino de expulsar al invasor; no era acerca de alcanzar los límites de otros, sino de salvar a un pueblo inocente al que extranjeros arrancaron su heredad; y si hubo alguna vez una batalla justa, contra animales de presa, que no supieron de ley ni de moral, ¡esa fue la Guerra de los Hasmoneos! Y si hubo alguna vez un pueblo con tesoros a los que guardar como la pupila de sus ojos, no un tesoro de aguamarina y oro de Ofir, sino tesoros del alma, caudales de la esencia, méritos del espíritu, ¡ese fue el pueblo de los Hasmoneos! Ciertamente guardaron los Macabeos-Hasmoneos el tesoro de Israel y sus bienes espirituales, tal como defendieron con entrega y sacrificio su tierra y su país; la espada y el libro estuvieron con ellos enlazados, y fue la espada el escudo del país hebreo, y el libro, la armadura de la religión de Israel.

Este fue el brillo de la imagen de los defensores de la nación y sus héroes en aquellos días, y a su luz debemos andar también en este, nuestro tiempo.

 

Revista de Tirat Zvi, Janucá 5738