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Fuentes y filosofía/
Pesaj

Iris Ben Zvi

Pesaj y el ciclo de estaciones

El ciclo de estaciones del año y el ciclo de la memoria están entrelazados en las festividades de Israel. El eje central son las Tres Fiestas de Peregrinación. Para completar el círculo se suman Iom Haatzmaut (Día de la Independencia) y Rosh Hashaná.

 

La festividad de Pesaj es una fiesta en la que se ejerce la memoria de la Salida de Egipto, la salida de la esclavitud a la libertad. La festividad marca el comienzo del camino hacia la conversión de tribus en pueblo, integrándose por medio de una travesía compartida hacia un destino en común: la Tierra Prometida. La matzá (pan ázimo) recuerda las duras condiciones de la partida.

 

Desde el punto de vista de la celebración del ciclo anual en la naturaleza, se trata de la Fiesta de la Primavera, el cambio de estaciones, el comienzo de la cosecha de los granos.

 

La travesía en el desierto continúa. Nos encontramos con la recepción de la Torá en la festividad de Shavuot, día en el que recordamos la entrega de la Torá en una ocasión festiva de recepción del código de valores según el cual vivirá el pueblo en conformación.

 

En esta fiesta nos encontramos con el final de la primavera y el inicio del verano, con la combinación de la referencia a la estación agrícola, a la cosecha y a las primicias de los cultivos. En la festividad de Sucot contemplamos el fin de la travesía. Es la fiesta del pueblo en su tierra, que cosecha su siembra, y agradece al fruto de su tierra. Un pueblo que continúa recordando, que se ha fijado una costumbre de rememorar por medio de la salida del hogar permanente y de habitar en una Sucá temporaria en recordación de un largo viaje en la antigüedad, por medio del cual llegó el pueblo a su tierra. En el ciclo de las estaciones, se trata del final del verano y el inicio del otoño. Los contenidos de la festividad combinan la celebración de la fiesta de la recolección, en la que se termina de recolectar la cosecha antes del invierno, y en el que se pide por lluvias.

 

El Día de la Independencia (Iom Haatzmaut) no es parte del relato de la Salida de Egipto, pero nace gracias a él. Relata la renovación de la independencia que se perdió, y el precio que hubo de ser pagado para volver a ser un pueblo en su tierra. El Día de la Independencia cuenta de una nueva travesía del pueblo, que recordaba el relato de su salida de la esclavitud a la libertad en aquellos días, con tal nivel de vitalidad que lo llevó a elegir volver a esta tierra en este tiempo, y pedir precisamente en ella la renovación de su libertad. Escribe Herzl: "¿Acaso no hay salvación? La hay, amigos, hay una que ya estaba en el pasado. Ahora es el tiempo de volver a un asunto muy antiguo, muy conocido, muy estudiado… la Salida de Egipto".

 

La fijación de la fecha de Rosh Hashaná en Tishrei se hizo quizás desde que el pueblo regresara a su tierra y se convirtiera en un pueblo de agricultores, que adaptó el ciclo de su vida al ritmo del año agrícola, según el cual el inicio de la estación agrícola en una tierra en la que la agricultura depende de las lluvias de invierno, tiene lugar en el otoño.

 

("En el primer día de Tishrei es Rosh Hashaná para los años, el descanso de la tierra y las cosechas, para la plantación y las plantas" – Mishná, Tratado de Rosh Hashaná, cap. 1).

Además, el corrimiento de Rosh Hashaná de Pesaj a Tishrei y el hacer corresponder Rosh Hashaná con el año agrícola de los trabajadores de la tierra, se vincula con el hecho de que Pesaj (primavera) es la estación en que las ovejas paren: el año nuevo de los pastores nómadas.

 

Pesaj: con la Salida de Egipto se convierte en memoria, y deja de ser una celebración de inicio (al principio Nisán fue considerado el primer mes del año). Y a pesar de ello, la memoria es importante, y el relato constituye un motivo recurrente en las Tres Fiestas de Peregrinación. Estas son las principales fiestas primigenias, que nos acompañan también en el Estado en el que hemos logrado una independencia renovada. La importancia del recordatorio de la travesía que implica la salida de la esclavitud a la libertad es enorme. Y con ella, la importancia de entender que la libertad no se obtiene sobre una bandeja de plata, ni entonces ni en nuestros días.

 

Otro punto a analizar es la esencia de la libertad, y qué libertad queremos alcanzar en nuestros días, en nuestras vidas. Liberarnos de las amenazas y presiones externas es un objetivo fácil de señalar. Más difícil es distinguir dónde estamos atados por dentro: dónde carecemos de libertad de pensamiento en ciertas áreas y libertad de expresión en otras, debido a ataduras como prejuicios, patrones de pensamiento, patrones de conducta.

 

¿Estamos conscientes de tales ataduras? ¿Nos identificamos con ellas? ¿Nos queremos liberar? La salida de la esclavitud a la libertad es un proceso, incluso una elección de ir hacia la libertad desconocida es una travesía nada sencilla. El entendimiento de que existe un proceso, y hay un camino, y que hay que actuar para alcanzar la libertad, se puede extraer del relato de la festividad.

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